EL CORONAVIRUS PONE FIN AL MODELO ECONÓMICO DE LOS ÚLTIMOS 40 AÑOS

Si bien se ha extendido cierto pánico a nivel mundial a raíz del Coronavirus (COVID19), haciendo un análisis más exhaustivo, aquellos que abogamos por un modelo económico distinto estamos cuánto menos esperanzados, pues lo cierto es que el COVID19, aparte de atacar al ser humano en su conjunto, pone en jaque al régimen económico que rige desde los años 80.

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El COVID19 puede llevarnos a dos escenarios. El primero es el de mantener el escenario actual, en el que se espera superar la crisis sanitaria y económica buscando que orden socio-económico no varíe. Ese escenario puede ser el más mortífero y el que mayor sufrimiento nos entregue, pues ya no sólo estamos hablando de los devastadores efectos de un virus mortal, sino que también el freno total de la actividad económica, que está esencialmente basada en el consumo, en el ocio y en las operaciones financieras. Querer salvar a la humanidad y querer salvar a la economía tal cual la conocemos (sin generar inflación, deuda pública, déficit presupuestario, variaciones en las tasas de interés, no hacer nacionalizaciones ni regulaciones…) ES IMPOSIBLE. Este es eñ primer escenario, el del status quo, por lo que es defendido tanto por los de siempre: economistas ortodoxos, políticos liberal-conservadores, socio-liberales, prensa de masas y por supuesto, el séquito que comulga con estos postulados.

El segundo escenario es el del cambio socio-económico y político, que permite encontrar soluciones nuevas e innovadoras ante una crisis desconocida, sin precedentes en más de 100 años y a la que no llegamos preparados. Aceptar estas soluciones, sin embargo, supone asumir un cambio de modelo. Sería importante que no confundamos el cambio de modelo (económico) con el cambio de sistema (económico). Un modelo económico es el keynesianismo, por ejemplo. O el neoliberalismo, que rige docenas de países desde los años 80. Un sistema económico es, por ejemplo, la economía de mercado (capitalismo). En las próximas líneas, quiero aportar algo de luz sobre este nuevo rumbo que la historia nos abre frente a nos.

 

SITUACIÓN ACTUAL

Llegamos a la segunda década del siglo XXI con un modelo económico que ya cumple unos 40 años. En algunos países más (Latinoamérica, UK, USA). En otros países menos (Europa)

(BREAK) ver al final del ensayo

Bajo las premisas neoliberales, el Estado debe ser un Estado mínimo que no tenga injerencia sobre la realidad social y política del país, menos aún en los aspectos económicos. Así se logra una libertad que sólo parte de consideraciones económicas. Este Estado mínimo (conocido en Chile como “Estado subsidiario”) tiene como máxima responsabilidad mantener la estabilidad monetaria (esto es, impedir la inflación), controlar los desequilibrios económicos, tales como deuda pública y déficit fiscal y propiciar el comercio, tanto al interior como al exterior de la nación. Aspectos cruciales como los recursos naturales, estratégicos, el suministro eléctrico, el agua, la atención sanitaria o la educación, deben ser ajenos al Estado y deben ser regidos por compañías privadas bajo mecanismos de competencia de mercado. De esa forma se logra una economía eficiente y productiva, la cual rebosa riqueza desde la cúspide y da de beber a toda la nación. Hasta aquí es la teoría.

 

ESCENARIO 1.

Superar la crisis del COVID19 y sus secuelas económicas manteniendo el statu quo.

Entonces, surge un virus que empieza a contagiar a personas de todo el mundo. Para evitar nuevos contagios y el colapso, se apela a que el Estado imponga restricciones: restricciones de movimiento, de circulación e incluso, de propiedad. Esta primera medida dinamita uno de los máximos dogmas liberales, que predica “dejar hacer” (laissez faire). “Deje que la gente salga, deje que la gente viva, deje que la gente consuma, invierta y gaste en lo que quiera, sin regulaciones ni limitaciones. Deje hacer”.

A pesar de estas restricciones que se entienden de carácter temporal, se afecta duramente a la actividad económica, la cual está basada principalmente en los servicios: ocio, consumo, recreación, viajes, belleza, entre otros. Al paralizar el flujo de dinero, las empresas deben despedir a sus trabajadores, poniendo serias dificultades de subsistencia no sólo para ellos, sino también para sus familias. Además, la reducción de dinero disponible para gastar entre la gente afecta al consumo, lo cual supone menores ventas y después, mayores despidos y así se cae en un círculo vicioso complicado de enderezar. En los países en donde el dogma neoliberal está aún más implementado, el escenario es todavía peor. Al necesitar pruebas y atenciones médicas, parte del escaso dinero que tienen las familias debe irse para pagar exámenes, revisiones y tratamientos costosos, que dificultan aún más su subsistencia y pueden empujar a una mayor pobreza para estas personas.

En los países en donde el neoliberalismo está más desarrollado, la población vive en una suerte de “sálvese quien pueda”. Una especie de ley de la selva en la que el más fuerte, el más adinerado más bien, es quién se salva y el pobre pasa a ser un subhumano, condenado a la muerte o, cuánto menos, a la pobreza. Bajo la ideología liberal, esto pareciera ser ley de vida o las leyes de la naturaleza. Si bien en cada acontecimiento tenemos gente beneficiada y gente perjudicada, la riqueza que existe actualmente en el mundo: no se ha evaporado. La atención de personas, o el abandono a su suerte, es una decisión POLÍTICA, es una decisión económica. No es una decisión de la naturaleza. La falta de voluntad, la falta de humanidad, la falta de empatía y la indolencia son parte de los rasgos más poderosos del neoliberalismo, que busca disimular sus vergüenzas diciendo que sigue lo que la naturaleza le marca.

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De esa forma, bajo el corsé neoliberal, los gobiernos sólo hacen tímidos gestos para evitar la gran masa de pobreza que se viene por delante. Negociaciones con empresas de luz y agua para poder diferir el pago de suministros, siempre y cuando esto no descuadre a dichas empresas. Negociaciones con la banca para diferir el pago de hipotecas y préstamos, siempre y cuando la banca esté dispuesta. Aumento tímido del gasto fiscal para mejorar ciertos bonos, subsidios, prestaciones por desempleo e insumos médicos, pero que este aumento del gasto no moleste a los acreedores. Pequeñas expansiones monetarias que no distorsionen el mercado de capitales internacionales. Y así sucesivamente.

El bloqueo del liberalismo actual es total. Quiere salvar a la humanidad, pues vive apelando a la vida y a la libertad, pero se encontró con los intereses económicos del capitalismo mundial. Por tanto, se encuentra en el dilema de a quién salvar…¿a las personas? ¿a las empresas? ¿a los mercados? Todavía resulta aún más cómico, ver como grandes empresas que tienen potentes lobbys con los que maniataban al poder político para que no promulgara ciertas leyes, ahora coquetean con el poder político para que cubran las enormes pérdidas económicas que están teniendo. Hablo de aerolíneas, compañías de automóvil, petroleras de shale oil (fracking), construcción, bienes de equipo o aseguradoras. Sus grandes beneficios se los quedaron ellos, pero a la hora de tener pérdidas pretenden repartirlas entre todos.

Bajo el status quo, la luz al final de este túnel no se ve…se ve turbia, difícil..alejada. Sin embargo, que “las normas” no arruinen nuestra creatividad y nuestro ingenio, nuestro ingenio de lograr otro tipo de soluciones que no impliquen tanto sufrimiento, tanta muerte y tanto dolor.

 

ESCENARIO 2.

Cambio de modelo que permita minimizar las muertes del COVID19 y minimizar el daño/pobreza derivada de la crisis económica.

Como explicaba, en el paradigma actual se está intentando salvar a la humanidad, vencer el virus a la vez que se busca no molestar a la moneda, a los flujos financieros internacionales, a las grandes industrias y empresas y a los acreedores mundiales. Lograr todo a la vez es imposible.

En este apartado voy a mojarme.

En primer lugar, la atención sanitaria hoy en día se demuestra fundamental. Ya no sólo a nivel personal sino a nivel social. Vivimos en sociedad. Así que regirse bajo la lógica de un “sálvese quien pueda” es absurdo. Mientras yo me salvo, todos mis vecinos son contagiados y el avance para superar esta crisis es nula. Si nos salvamos todos, o la mayoría, tenemos más posibilidades de no vernos nuevamente golpeados así. Por tanto, la sanidad, a parte de un escudo sanitario nacional que nos hace fuerte como nación ante pandemias, bacterias, virus y ataques biológicos, nos permite tener vidas más sanas y relaciones menos riesgosas. Cualquier país medianamente sensato, dentro de su estrategia de seguridad nacional debería considerar esto. Por otro lado, la sanidad es un derecho humano, y como tal debiera escaparse a las dinámicas del mercado. Quién esté dispuesto a pagar por una atención médica, que lo haga, pero no se puede condicionar a toda una población a que rija su cuidado sanitario a los designios del Dios dinero.

 

En segundo lugar, una vez tenemos universalizada la sanidad, debemos hacer frente al problema más inmediato: el problema económico. Muchos pueden decirme…”si, pero la sanidad universal es cara, requiere médicos, hospitales, camas, insumos y todo eso cuesta dinero, y ese dinero, sale del bolsillo del contribuyente”. Sí y no. Anterior a los años 80, los ingresos fiscales provenían de los impuestos, de las ganancias de empresas estatales y de la emisión de dinero. Actualmente en torno al 95% de los ingresos fiscales vienen de los impuestos, y son sobre todo impuestos al consumo y al trabajo (ambos en declive por las circunstancias actuales). Por tanto, es hora de cambiar la matriz de ingresos fiscales. Por el lado impositivo, ameritan impuestos al capital y a la riqueza. Si las grandes empresas piden rescates, fantástico, rescatémoslas. Pero los futuros ingresos empresariales que vayan a las arcas del Estado. Hay muchos beneficios empresariales que pueden nutrir la política económica del Estado.

Siguiendo con la matriz de ingresos del Estado, soy un firme defensor de la emisión de dinero. Si falta dinero ¿por qué el Banco Central no comienza a imprimirlo? El (neo)liberal me responderá: porque generas inflación, destruyes la moneda. Pues bien, yo soy partidario de afectar a la moneda y salvar a la gente. Una vez salvada a la gente y superada la crisis, recuperemos la moneda. En la situación actual el Banco Central TIENE LA OBLIGACIÓN de tener una política monetaria en pro de las personas y dejar a un lado el dogma neoliberal de la estabilidad monetaria. Esto se ha hecho, históricamente, en muchos países y en muchas ocasiones. Es más, si la mayoría de países tomaran una medida así, ni siquiera habría las distorsiones monetarias y de tipo de cambio apocalípticas que algunos anunciarían.

Es hora de asumir la decadencia de una era, la era del neoliberalismo, en la cual tras 40 años hemos visto que la mayoría de sus postulados y bondades no son ciertas, salvo para un 2-3% de la población. Una vez asumamos que las normas actuales nos encorsetan en un futuro incierto, de muerte y pobreza, podremos estar en disposición de trabajar en nuevas ideas que nos ayuden a superarnos.covid4Imagen que representa como la caída del ritmo y la actividad económica ha supuesto un respiro tanto para animales, insectos, plantas, en suma, para todo la naturaleza y el Planeta Tierra en su conjunto

 

¿QUÉ TAN FACTIBLE ES EL ESCENARIO NÚMERO 2?

Averiguando si sería yo la única persona del mundo que está pensando en este sentido, me di cuenta que obviamente no era así.

La crisis económica global está aquí, a la vuelta de la esquina, y podría ser aún más letal que el mismo virus. Un escenario de pobreza nacional y global es el caldo de cultivo de escenarios de violencia, revueltas internas, migraciones masivas, revoluciones y/o guerras. Las guerras por los recursos, estratégicos, o por los recursos básicos son una posibilidad bajo este paradigma. El no plantear soluciones que satisfagan a la gente sólo será un bloqueo que, tarde o temprano, se manifestará en revueltas sociales como la que Chile vivió a finales de 2019, y que no es más que consecuencia del dogma neoliberal y de la intransigencia política (la cual no es propia de las democracia, sino que de regímenes autoritarios y déspotas, como se ha evidenciado).

Joseph Stiglitz habla de un fin de la era de “la globalización neoliberal”. Para quien no lo conozcan, Stiglitz es uno de los economistas más importante de nuestra era. Además de Premio Nobel de Economía, estudió junto a otro grande de la economía, Robert Solow, y ha sido asesor tanto de gobiernos norteamericanos como de países de la Unión Europea. Este fin viene marcado por la deslegitimación del discurso liberal, el cual se cae a pedazos ante la situación de emergencia global, en donde el mismo liberalismo apela a los Estados para salvar el mundo (1)

Otra de las personas célebres que estarían a favor del escenario 2, y muy a mi pesar, es el presidente de los EE.UU, Donald Trump, quien junto a sus colaboradores del Banco Central (en el caso estadounidense, se llama Reserva Federal), han ideado un “helicóptero monetario”, esto es, la asignación de dinero en efectivo para la mayoría de estadounidenses. En efecto, Trump estaría diseñando una política en la que se entregue a cada estadounidense que gane menos de 99.000US$ anuales, la cantidad de 1.200 dólares. Si esta persona tiene hijos a cargo, se le sumarían 500 dólares más por hijo. De esa forma, se impide de manera directa que las personas mueran de hambre, de pobreza o de atención médica, entre otros. Bajo el dogma liberal esta medida es impensable pues genera incentivos perversos y afecta a la moneda, generando inflación (2)

Otra de las medidas que EE.UU plantea es un fondo de unos 350.000 millones de dólares para pequeñas y medianas empresas (PYMES), los cuáles se utilizarán para dar préstamos a empresas que lo necesiten. Hasta aquí nada nuevo. Lo innovador es que estos préstamos sólo deberán ser devueltos si es que la empresa no despide trabajadores, de esa manera se generan incentivos a mantener el empleo y se permite la financiación casi de manera gratuita a las empresas, que tomarían “dinero regalado” (2)

 

El mundo está lleno de opciones, alternativas y soluciones. Sólo quienes tienen la cabeza sin fundamentos y conocimientos se enfrascan en las mismas alternativas, pero no olvidemos que somos seres humano, y todo lo que rige nuestro orden social, económico y político lo hemos inventado nosotros y lo podemos cambiar nosotros.

 

FIN

 

 

BREAK)

El modelo económico es la forma que adquiere un sistema económico, dada unas circunstancias específicas, dados unos objetivos concretos y dada una organización socio-económica concreta.

Aterricemos los conceptos. Si bien los modelos económicos se han ido sucediendo en las últimas décadas y siglos (como los modelos liberales-clásicos, de entreguerras, de industrialización por sustitución de importaciones, keynesiano o neoliberal), el sistema económico imperante ha sido el mismo durante los últimos 200 años, aproximadamente. Y es probable que se mantenga aún más. Lo que configura un sistema económico son los elementos que no cambian, tales como la propiedad privada dentro del sistema de mercado, mientras que los elementos que van cambiando a lo largo del tiempo, producto de las circunstancias, las contigencias y demás, son parte de lo que se conoce como modelo económico

El modelo que rige la mayoría de naciones de América, África, Asia, Oceanía y buena parte de Europa es el neoliberal, también conocido como economía social de mercado o como Consenso de Washington. Este modelo es ensayado por primera vez en Chile, a partir del Golpe de Estado de 1973. El dictador carecía de conocimientos económicos para dirigir el país, así que tomó asesores venidos de la Universidad de Chicago (los Chicago Boys) además de solicitar la ayuda del padre del neoliberalismo, Milton Friedmann. Tras ensayar los postulados neoliberales, Chile tuvo una abrupta crisis apenas 2 años después de poner en práctica los postulados, la de 1975, a la que le sucedió la de 1981. Ya sea mediante dictaduras militares, programas de apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI) o del BM, el neoliberalismo se fue estableciendo en los países pero siempre bajo circunstancias de IMPOSICIÓN ARMADA o mediante duras crisis económicas (como se fue introduciendo en Europa, a partir de 2010).

1) https://www.publico.es/politica/secuelas-economicas-coronavirus-pandemia-acelera-cambio-globalizacion-neoliberal.html

2) https://www.nuevatribuna.es/articulo/global/helicoptero-monetario-llega-eeuu-mientras-alemania-obstaculiza-imprescindible-respuesta-comunitaria/20200325174207172646.html

 

 

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Una respuesta a EL CORONAVIRUS PONE FIN AL MODELO ECONÓMICO DE LOS ÚLTIMOS 40 AÑOS

  1. Antumapu dijo:

    La pandemia actual es una coyuntura, y las coyunturas en la historia han servido para iniciar nuevas eras de cambio por sobre los elementos de permanencia. O también han servido para iniciar crisis económicas las cuales a su vez, también son coyunturas.

    Ergo, las coyunturas -como bien estudiaron Febvre, Braudel, Bloch y Wallerstein- son los tiempos medios, conexiones entre los hechos y las grandes estructuras históricas, que pueden servir como comadronas de cambios, pero estos cambios pueden ser tanto positivos como negativos.

    Es importante destacar lo último.

    Saludos.

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